Víctimas de pederastia en Bélgica: “La Iglesia quería comprar nuestro silencio”
Artículo de Giacomo Galeazzi en Vatican Insider, Dic-13-2011.
12/13/2011
“La Iglesia quería comprar nuestro silencio”
En Bélgica, la asociación de las víctimas de abusos sexuales (Snap) denuncia el intento de las jerarquías católicas por llevar a cabo negociaciones reservadas para esconder el escándalo de los sacerdotes pedófilos
GIACOMO GALEAZZI
CIUDAD DEL VATICANO
“Dinero a cambio del silencio”. En Bélgica, la asociación de las víctimas de abusos sexuales del clero (Snap) denuncia el “intento de la Iglesia católica de esconder sus crímenes mediante negociaciones reservadas”. En los años 90 y en la década posterior, las jerarquías eclesiásticas “llevaron a cabo negociaciones secretas para silenciar, pagando, el escándalo de los sacerdotes pedófilos”.
Mientras, en el tribunal de Gante prosigue su operación la “class action” en contra de la Santa Sede y de la Iglesia, que fue puesta en marcha por una denuncia colectiva que presentó un grupo de víctimas de sacerdotes pedófilos; las diócesis del país intentan reparar los daños apostando por la prevención: los seminaristas tendrán que sujetarse a pruebas psico-actitudinales y a encuentros con psicólogos para que surjan eventuales tendencias hacia la pedofilia. La decisión la tomó el episcopado belga para impedir la ordenación de pedófilos.
En junio de este año, las víctimas de sacerdotes pedófilos en Bélgica (primer caso europeo) sentaron al Vaticano en el banquillo del tribunal. La citación indicaba que tenían que presentarse ante los jueces incluso las jerarquías eclesiásticas del país, desde los obispos hasta los superiores religiosos, que hace seis meses reconocieron su responsabilidad “moral” y se dijeron listos para “indemnizar” a las víctimas. El Papa “nombra a los obispos y tiene autoridad sobre ellos y esto lo vuelve responsable de sus errores”, afirmó Walter Van Steenbrugee, uno de los abogados de las alrededor de 80 víctimas que han decidido emprender acciones legales en el tribunal del Gante.
El shock había llegado mediante el ex obispo de Brujas, Roger Vangheluwe, que, meses después de haber renunciado, ante las cámaras de televisión, admitió haber abusado por años de dos de sus sobrinos y, además, había minimizado el impacto negativo. Las procuradurías de Bélgica está interrogando a un centenar de sacerdotes acusados de abusos sexuales en contra de menores. Por delitos cometidos hace muchos años. La lista con todos los nombres fue posible gracias a la información que se recopiló con las perquisiciones en el palacio episcopal de Malinas y en otras oficinas que tuvieron lugar en junio de 2010. La mayor parte de los religiosos involucrados vive en el norte del país, en particular en Flandes. Se estima que en todo el país son alrededor de seiscientos las víctimas de religiosos pedófilos.
Recientemente, una comisión parlamentaria de investigación recomendó encontrar una solución para indemnizar a las víctimas, incluso en relación con los casos que han caído en prescripción. La justicia civil debe establecer el tipo de indemnizaciones, en base a los daños sufridos por las víctimas. “Somos optimistas, pero también estamos atentos –explicó la abogado Christine Mousse–, porque el pasado nos enseña que la Iglesia ha usado tácticas para sabotear. Usaremos todos los medios jurídicos para perseguir las violaciones de los derechos del hombre y del niño”. Después de las peticiones que envió la comisión parlamentaria de investigación, los obispos se han comprometido públicamente para asegurar “un reconocimiento a las víctimas y para adoptar medidas que reparen los sufrimientos que les causaron”.
Los obispos de Bélgica también dijeron que están “determinados a regresar la dignidad a las víctimas y a ofrecerles indemnizaciones económicas para sus necesidades”. Hace dos años, en el ámbito de la investigación conducida por la magistratura tras la presentación de diferentes denucnias de abusos sexuales, la Procuraduría de Bruselas dispuso las perquisición del arzobispado de Malinas-Bruselas, cuya sede se encuentra a unos veinte kilómetros al norte de la capital. El arzobispo Léonard, que también es primario de Bélgica, no puso ninguna objeción y recordó que había sido registrada la casa de su predecesor, el cardenal Danneels, a quien se le privó del ordenador personal. Inmediatamente después, el Vaticano convocó al embajador de Bélgica en la Santa Sede, pidiéndole aclaraciones sobre la perquisición, en particular sobre la inspección de las tumbas de dos difuntos cardenales. Y el Secretario de Estado vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone, había ido más lejos al afirmar que “no existen precedentes de este tipo, ni siquiera en los regímenes comunistas”.
Lieve Pellens, portavoz de la procuraduría, durante una audiencia en la Cámara, frente a la comisión de Justicia, reveló que un centenar de hombres con una edad promedio de 49 años denunció abusos. El más joven de ellos tiene 23 y el más viejo 82. Decidieron denunciar los abusos no por deseo de venganza, sino para que les reconozcan como víctimas, indicó el portavoz. La Iglesia belga había renunciado a instituir una comisión para afrontar los casos de pedofilia, después de la renuncia del presidente Adriaenssens. Tras las perquisiciones en el arzobispado de Bruselas, muchos de los casi quinientos dossiers que están en poder de la comisión que instituyó la Iglesia fueron publicados, con la aprobación de las víctimas. Trece de ellas se suicidaron.