El recientemente nombrado Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Mons. Gerhard Ludwig Müller, ha concedido una entrevista a la sección alemana de Radio Vaticano, Sep-17-2012. Traducimos sus dos respuestas finales.
También hay problemas terribles que llegan a su escritorio: tales como el procesamiento de los casos de abuso que está comprendido en el ámbito de la CDF. En su opinión, ¿en qué punto está el Vaticano con este tema?
Como siempre, el asunto está justo en primer lugar, porque siempre y en todo caso, nuestra primera prioridad debe ser la gente que sufrió estos terribles ataques. Sin embargo, también es importante hacer frente a los perpetradores con el fin de ser proactivos en la prevención, al mismo tiempo la dignidad del delincuente debe ser respetada ... En este área, tanto a la Congregación para la Doctrina de la Fe como las diócesis individuales están procediendo para actuar en esta cuestión de una manera muy coherente.
Su primer año en el trabajo comienza con una explosión, el Sínodo de los obispos. Pero a nivel personal, ¿cuáles son sus esperanzas para su primer año?
Naturalmente, he pensado en cómo iba a desempeñar este papel. No creo que fui convocado por el Santo Padre para ocupar un puesto burocrático y llevar a cabo —por así decirlo— una tarea burocrática, sino como teólogo. Así que por encima de todo, me pregunté a mí mismo; ¿qué aflige a la vida de la Iglesia? En muchos países, hay una fuerte polarización: Los tradicionalistas contra los progresistas, o como quiera llamarlo. Esto debe ser superado, necesitamos encontrar una nueva y fundamental unidad en la Iglesia y en los países individuales. La unidad en Cristo, no una unidad producida de acuerdo con un programa y luego invocada por un portavoz partidista. No somos una comunidad de personas alineadas a un programa de partido, o una comunidad de investigación científica, nuestra unidad nos ha sido dada. Creemos en la única Iglesia unida en Cristo. Y si usted cree en Cristo, realmente cree —no manipulando las enseñanzas de la Iglesia, o señalando puntos individuales para apoyar su propia ideología personal, sino más bien incondicionalmente confiandose a Cristo— entonces la unidad de la Iglesia es también importante. Entonces la Iglesia no va a ser —como a veces es descrita en las Escrituras— destrozada por los celos y la ambición. Este es mi objetivo fundamental: Reducir las tensiones dentro de la Iglesia.